Hay un momento en que sientes que tu fotografía se ha quedado estancada. No porque no te apasione, sino porque la vida real pesa: las responsabilidades, la energía que falta, la sensación de que simplemente “no llegas”.
Y lo peor: empiezas a aceptar que ese sueño fotográfico tendrá que esperar… indefinidamente.
Hoy quiero compartir contigo una reflexión y un plan. No es solo teoría, es la hoja de ruta que estoy aplicando en mi propia vida, en una etapa de inflexión personal y profesional. Es la base de la conexión en vivo que compartí y que ahora quiero desgranar para ti.
Revive el momento: la conexión en directo
Si quieres sumergirte por completo en la energía de la sesión, aquí tienes la grabación. Hablamos de fotografía, de vida y de cómo empezar a construir el camino que de verdad quieres.

En esta charla tratamos:
- Conciencia: El primer paso para salir del estancamiento.
- Visualización: Cómo usar tu mente para entrenar tu realidad fotográfica.
- Plan de Acción: Convierte el "algún día" en pasos concretos para esta semana.
- Edición en Directo: El proceso detrás de un retrato, de la idea al resultado final.
1. Conciencia: ¿Dónde estás realmente?
Todos los que amamos la fotografía tenemos algo en común: en algún momento sentimos que no estamos donde nos gustaría. Yo el primero. No importa si llevas 10 años o 10 días, la sensación de “me falta tiempo, me falta energía” es universal.
Pero para moverte, necesitas primero parar y hacerte responsable. De nada sirve empezar a estudiar si mantienes los mismos hábitos. Estas tres preguntas son tu punto de partida:
- ❓ ¿Qué parte de lo que me frena depende exclusivamente de mí?
- ❓ ¿Qué versión mía (mi parte creativa, mi niño interior) estoy dejando morir por no fotografiar?
- ❓ Si solo pudiera hacer una cosa esta semana para avanzar, ¿cuál sería?
No respondas rápido. Escríbelo. Léelo. Léete. Solo entonces estarás listo para el paso siguiente.
2. Visualización: ¿Qué quieres de verdad?
La ciencia ha demostrado que el cerebro activa las mismas áreas cuando vive algo que cuando lo imagina. Visualizar no es soñar, es entrenar tu realidad. Es dejar de ser quien no eres para convertirte en quien realmente eres.
Un deseo sin imagen es ruido. Una imagen clara es una ruta.
Pero no sirve una visualización vaga. Necesitamos nitidez. No pienses en ser el mejor fotógrafo del mundo, piensa en algo real y tangible:
- ¿Cómo te quieres sentir con tu fotografía dentro de 6 meses? (Feliz, en paz, orgulloso...).
- ¿Qué tipo de imágenes estarás creando? (Retratos con estilo, desnudo artístico, paisajes evocadores...).
- ¿Cómo sabrás que has llegado? (Estarás tranquilo, no necesitarás nada más, disfrutarás del proceso...).
Este es tu mapa. Aquí es donde empiezas a trazar el camino.
La chispa de la práctica: editando un retrato
Durante la sesión en vivo, edité una foto de mi hijo. No era una sesión planeada, sino una prueba de equipo que capturó un momento. Este es el resultado final, un ejemplo de cómo una idea simple, con una iluminación controlada y una edición con intención, puede cobrar vida.

El retrato final, editado durante la sesión en vivo.
3. Plan: Del sueño a la realidad
La suerte es lo que sucede cuando la preparación se encuentra con la oportunidad. Y créeme, la disciplina siempre vence al talento. Un músico brillante con un solo disco bueno es olvidado; uno constante que mejora con cada álbum, queda para el recuerdo.
Este es el momento en el que el “algún día” se convierte en “esta semana”.
- Define tu meta principal antes de septiembre.
Ejemplo: “Hacer 5 retratos de los que esté orgulloso”. - Elige tu espacio sagrado.
¿Qué día y hora bloqueas para ti y tu cámara? Si te pusieran una pistola en la cabeza, encontrarías el tiempo. Encuéntralo sin ella. - Da tu primer paso concreto.
¿Concretar esa primera sesión? ¿Cargar la batería? ¿Salir 10 minutos a la calle?
La historia del leñador: afilar el hacha
Había dos leñadores. Uno joven y fuerte, que empezó a talar árboles a un ritmo endemoniado, sin parar, convencido de que arrasaría. El otro, un hombre mayor, trabajaba a un ritmo tranquilo, constante.
El joven no paraba, pero su hacha cada vez estaba más desafilada y cada golpe le costaba más energía. El mayor, sin embargo, se detenía de vez en cuando. ¿Qué hacía? Afilaba su hacha.
Al final del día, el hombre mayor había talado más árboles. El joven estaba destrozado y no entendía nada.
El secreto es parar para afilar el hacha. Tomar perspectiva. Planificar. Eso es lo que estamos haciendo aquí.
¿Listo para dar el siguiente paso?
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